De una parrilla en la calle, a ser el empresario argentino más importante de Florida

Mario Graziano no puede con su genio. Si bien a los 78 años está algo corrido de los vaivenes diarios del pequeño imperio gastronómico que construyó en Miami, su atención se pierde de golpe en detalles de funcionamiento. Detalles que sólo él percibe. Calcula a ojo cuántas medialunas quedan para la venta y llega a una conclusión tranquilizadora.

Está sentado estratégicamente en una de las banquetas de Graziano´s Market. Desde esa altura monitorea los movimientos internos y externos de este local vidriado. El Market de Coral Gables, una suerte de ciudad-pueblo familiar ubicada al sur de Miami, es uno de los once restaurantes de la cadena Graziano. Mario es el empresario gastronómico argentino más importante del estado de Florida. Construyó ese título a lo largo de 34 años.

La mayor parte del vino argentino que se importa a Estados Unidos lo hace Graziano’s. En 22 estados de todo el país, compra, vende y distribuye. La bodega de Rutini le dedicó una botella a él y a su esposa, María de Jesús, como símbolo del enorme despliegue que logró esta empresa familiar.

¿Cuál es el secreto de su éxito? Mario descree de las fórmulas mágicas. Y nunca se imaginó este desenlace cuando llegó a Miami en 1989. Estaba doblemente cansado: de la imprevisibilidad comercial que causaba la hiperinflación y de la ola de asaltos que empezaban a notarse en la Argentina. Graziano tenía entonces 45 años y dos hijas adolescentes. Era dueño de carnicerías, a las que ya le habían entrado a robar.

“Jamás pensé llegar hasta acá. No lo pensáis cuando estás en el día a día. Y tampoco se puede anticipar a dónde uno puede llegar. Eso no existe”.

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