El presidente Joe Biden y sus principales asesores están advirtiendo a Israel con creciente fuerza que le resultará cada vez más difícil perseguir sus objetivos militares en Gaza a medida que se intensifica la protesta mundial por la escala del sufrimiento humanitario allí.
Biden, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el secretario de Estado, Antony Blinken, que partió el jueves hacia Israel con un mensaje sobre la protección de vidas civiles, insistieron explícitamente en el caso en recientes conversaciones privadas con los israelíes, diciéndoles que la erosión del apoyo tendrá consecuencias estratégicas nefastas para las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel contra Hamas.
Entre bastidores, los funcionarios estadounidenses también creen que hay tiempo limitado para que Israel intente lograr su objetivo declarado de eliminar a Hamas en su actual operación antes de que el revuelo por el sufrimiento humanitario y las víctimas civiles –y los llamamientos a un alto el fuego– llegue a un punto de inflexión.
Dentro de la administración se reconoce que ese momento puede llegar rápidamente: algunos de los asesores cercanos al presidente creen que solo quedan semanas, no meses, hasta que rechazar la presión sobre el gobierno de Estados Unidos para que pida públicamente un alto el fuego se vuelva insostenible.
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